Hígado graso: lo malo, lo bueno y lo que puedes hacer
- Fátima Aramburú
- hace 2 días
- 3 Min. de lectura
El hígado graso es cada vez más común, incluso en jóvenes. No se contagia: se desarrolla por malos hábitos de vida. La buena noticia: si no ha avanzado demasiado ¡es reversible! El hígado cumple más de 500 funciones vitales y puede regenerarse si le das las condiciones correctas: alimentación natural, hidratación, actividad física, buen descanso y manejo del estrés. No hay píldora mágica: tus hábitos son la clave. 💚

Imagen: subangjayamedicalcentre.com
Es posible que hayas escuchado este diagnóstico: “hígado graso”. Pero quizá no sepas qué significa, por qué aparece, qué síntomas puede dar o qué hacer al respecto.
Lo veo con frecuencia en consulta, incluso en adolescentes, algo impensable hace unos años. No es algo que se contagie; surge sobre todo por malos hábitos de vida. Y aunque eso suene negativo, también es la gran oportunidad: puedes revertirlo. Sí, en muchos casos, al mejorar el estilo de vida y los hábitos, los síntomas se reducen e incluso desaparecen. No existe una “píldora mágica” que lo cure. Los fármacos pueden aliviar síntomas, pero no resuelven el problema si no se ataca la raíz.
📌 El hígado y sus funciones clave
Eliminación de tóxicos: depura ("filtra") la sangre, transformando sustancias dañinas en compuestos menos nocivos o facilitando su eliminación del cuerpo
Producción de bilis: indispensable para digerir las grasas y absorber vitaminas liposolubles (A, D, E y K)
Metabolismo de nutrientes: procesa grasas, proteínas y carbohidratos, asegurando que tu cuerpo obtenga y use la energía y materiales que necesita
Activación de enzimas: facilita reacciones químicas en el organismo, como la digestión, al activar enzimas que aceleran estos procesos
Síntesis de proteínas vitales: produce albúmina (que regula el balance de líquidos en el cuerpo) y factores de coagulación (que permiten detener sangrados)
Como ves, el hígado es un centro de mando metabólico.
📌 ¿Qué es el hígado graso?
Ocurre cuando el hepatocito (la célula básica del tejido hepático) acumula más grasa de la que debería. Esa grasa altera su estructura y, con ello, su función. Mientras más grasa se acumule, mayor será la disfunción (no podrá cumplir con sus actividades). Imagina un hígado “obeso”. Esto genera inflamación y, si progresa, cicatrices internas (fibrosis) y daño irreversible (cirrosis), incluso mortal.
En fases iniciales puede no dar síntomas. Pero si notas fatiga, debilidad, poco apetito, molestia o aumento de volumen en el lado derecho del abdomen, podría tratarse de hígado graso. El diagnóstico suele hacerse con análisis de sangre (ej. enzimas hepáticas), exámenes clínicos y ecografía.
📌 Causas principales
No se transmite: la clave está en el estilo de vida. Además del exceso de alcohol (esteatosis hepática alcohólica), las formas no alcohólicas se relacionan con:
Sobrepeso y obesidad por mala alimentación (azúcares, fructosa, ultraprocesados, grasas trans)
Resistencia a la insulina, diabetes, síndrome metabólico
Algunos medicamentos (acetaminofén, esteroides, tamoxifeno)
Exposición a químicos como el glifosato
La mayoría de estos factores dependen de hábitos, no de genética.
📌 ¿Se puede revertir?
Sí. El hígado tiene una enorme capacidad de regeneración siempre que el daño no haya llegado a un punto avanzado. Para ello necesitas cambios consistentes en el estilo de vida:
Alimentación natural y balanceada.
Hidratación adecuada (no, la gaseosa light no cuenta)
Actividad física regular
Sueño reparador
Manejo del estrés
Mantener un peso y porcentaje de grasa corporal saludables es fundamental. Y está claro: los ultraprocesados, azúcares, exceso de fructosa, grasas trans y alcohol no son aliados de tu hígado.
No esperes a llegar a un estado grave para actuar. La salud es tu activo más importante.
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