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¿Cómo evitar errores nutricionales?


¿Confundida/o con tantas opciones, y con el exceso de información muchas veces contradictoria? Súper comprensible. Mi sugerencia: volver a lo básico, a aquello que esté alineado con las necesidades primigenias de tu cuerpo, nutrientes naturales que podrá utilizar óptimamente. Estaremos en el siglo XXI, pero tu cuerpo viene 'cableado' desde hace milenios, y tu salud NO florecerá usando productos ‘modernos’, altamente procesados.



Imagen de Sophia Martineck para The New York Times



Resumo algunas excelentes sugerencias de Nora Gedgaudas, estudiosa sobre nutrición en los EEUU, para ayudarte a escoger mejor a la hora de decidir qué comer:


1) no te dejes confundir por descripciones como ‘natural’ u ‘orgánico’. Muchas veces son solo estrategias de marketing que usan las empresas para darte ‘sensación de salud’. Los productos podrían estar llenos de azúcar (¡así sea orgánica!) y/o de ingredientes altamente procesados. ¡Lee bien las etiquetas!

CONSEJO: consume productos que NO necesiten de etiquetas nutricionales y si las tienen, que sean pocos ingredientes y/o ingredientes que puedas reconocer.


2) pensar que comer comida chatarra con moderación es aceptable. ¿Cómo lo defines? Una vez al día? a la semana? al mes? Trata de no ser auto-complaciente. Concéntrate en evitar principalmente GRASAS TRANS, glutamato monosódico, azúcares en general, harinas refinadas, químicos. Los daños son acumulativos.

CONSEJO: Si de verdad te importa tu salud, minimiza la comida chatarra. Todo dependerá de TUS prioridades.


3) usar los medios de comunicación (o los médicos) como fuente de información nutricional precisa. Los medios de comunicación pueden estar muy atados a los intereses de SUS anunciantes: empresas de alimentos, telecomunicaciones y farmacéuticas, y perder de objetividad. Los médicos, a pesar de sus buenas intenciones, básicamente no reciben instrucción nutricional durante la carrera. No se trata de ignorar los consejos de tus proveedores de salud, pero hay que estar muy alertas, y si algo no resuena, buscar una o más opiniones. ¿Quién será el principal interesado en tu salud? ¿Tu médico? ¿Tu clínica/hospital? ¿o tú mismo/a?


CONSEJO: por disciplina, siempre cuestiona la idoneidad de la información nutricional que lees o escuchas. Y súper atenta/o si te parece que el consejo que recibes favorece los intereses de alguna empresa.


4) usar vitaminas para "compensar" los malos hábitos alimenticios. ¡Ojo que las empresas que fabrican vitaminas también tienen fines de lucro! Tratarán de convencerte de que puedes compensar tus malos hábitos simplemente tomando una cápsula al día. Esto obviamente NO es cierto. Los suplementos son solamente eso, un complemento. Pueden cumplir un rol útil en el contexto de una dieta y estilo de vida saludable, pero nunca, NUNCA, serán un sustituto y no arreglarán nada por sí solos.


CONSEJO: No te dejes "mecer" por trucos de márketing. La "vitamina" más importante, tu mejor "medicina", es lo que comes diariamente.


5) pensar que el ejercicio puede compensar los malos hábitos alimenticios. Idea bastante generalizada, usada para racionalizar las malas decisiones a la hora de comer. Hoy McDonalds, mañana maratón. La bioquímica personal no la determina el ejercicio, la determina la manera de comer. De hecho el ejercicio tiene muchos beneficios, pero jamás compensará malos hábitos a la hora de comer.


CONSEJO: El verdadero bienestar incluye a la actividad física como uno de sus componentes, junto con una alimentación adecuada, buenos hábitos de sueño y manejo del estrés…


6) creer que comer una dieta sana es demasiado caro....o muy difícil o complicado de mantener. Comer saludablemente no tiene por qué ser caro (...también hay que tomar en cuenta los ahorros a futuro en cuanto a cuentas médicas o de pérdida de ingresos por enfermedades crónicas… ojo). Elegir lo "mejor de lo mejor" tiene un costo, pero entre esto y comer lo más "barato, rápido y práctico" hay un espacio amplio para opciones saludables. ¿Muy caro lo orgánico? Ok. Busca al menos un alimento natural, no procesado. En el mundo apurado de hoy, una dieta saludable sí requiere planificar, para evitar comer cualquier cosa ‘a la volada’. Es el conjunto de pequeños comportamientos y hábitos cotidianos, consistentemente, lo que define tu bienestar.


CONSEJO: La alimentación de calidad no es un gasto, sino una inversión en salud. Así como priorizas buenos materiales para construir tu casa, usa cimientos sólidos para tu cuerpo, que es tu "activo" más importante. ¡Ojo! piensa que si pierdes tu salud, nada (¡nada!) tendrá sentido.


7) pensar que "ser flaco" quiere decir que estás saludable. No necesariamente. Es mejor no tener sobrepeso, pero es perfectamente posible ser flaco y diabético, tener un infarto/derrame, o cáncer. La asociación entre ser delgado y ser saludable no es "requisito suficiente" para estar saludable. Muchos programas para bajar de peso se basan en "pocas calorías" sin considerar salud o nutrición de calidad. Muchas veces promueven el uso de productos procesados sin valor nutricional, a base de carbohidratos y/o azúcares, "bajos en calorías", "bajos en grasa", para inducir a la gente a usarlos y efectivamente perder kilos, pero también bienestar.


CONSEJO: El verdadero bienestar va mucho más allá de tu peso: adecuada composición corporal, energía, lucidez y concentración, buen sueño, eliminación, defensas...


8) creer que la genética determina tu destino. Todos tenemos genes "dormidos o latentes" para toda suerte de cosas, buenas y malas. Pero no eres gordo o diabético simplemente porque tus padres lo son/fueron. La genética tiene cierta influencia, pero los genes se activan/desactivan por genes reguladores, y estos últimos están principalmente controlados por NUTRIENTES. Un gen (bueno o malo) sólo se expresará si el ambiente interno le presenta un territorio "fértil". Tenemos control sobre esto, a través de los alimentos que consumimos, de las emociones que habitualmente escogemos experimentar, de la toxicidad del ambiente en el que vivimos, y del estilo de vida que consistentemente escogemos para vivir. Aprende a ser dueño de tu propio destino genético.


CONSEJO: Escoge inhibir la "mala" genética" siendo proactivo/a: buena alimentación, ejercicio, buen manejo del sueño, emociones, estrés… un buen estilo de vida, ¡ése es el secreto!

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